Desde mi mas
tierna infancia sentí un gran interés por mis raíces, tal vez provocado por
los comentarios que de continuo me hacían cuando tenía que decir mi
nombre y apellidos;
... caramba, que apellido mas bonito,
¿es ilustre?
A los catorce años, comencé a conversar con mi padre sobre éste tema, pudiendo entonces recabar información
sobre mis mayores. Él fue el primer informador y el que aumentó mis ansias de conocimiento sobre el Linaje
de mis Apellidos de los que estaba, como es lógico,
enormemente
orgulloso. Conocí sus orígenes Canarios,
sus gestas en conquistas, posiciones en el mundo político,
intelectual e
histórico en las Islas Afortunadas.
Pero
para
mi, sin poner en duda la veracidad de la información de mi padre,
todo era como una leyenda.
Por aquel entonces,
me prometí no ser enterrado sin antes verificar
documentalmente todos aquellos datos y
realizar, dentro de mis posibles medios y recursos, el trabajo que ahora
presento a la familia del Castillo-Olivares.
Llegada mi jubilación, ya creo tener los medios, recursos y tiempo para iniciar el cumplimiento de mi
promesa.
Espero que este trabajo
no tenga fin, pues la genealogía de un Linaje nunca acaba, salvo con la
desaparición de
sus componentes que espero nunca suceda. Si hemos subsistido desde la segunda mitad del Siglo XVI, porqué
no vamos a seguir nuestros andares por la historia de España y del Mundo.
Yo me comprometo
hasta que las fuerzas me falten a su continuidad y espero que
alguno de mis herederos o
familiares lo continúen cuando falte. Sí, solicito la ayuda de todos. Gracias.
Pablo del Castillo-Olivares y Jiménez